LUCAS Y JUAN ANTONIO - E. CLAPTON

En el Colegio Neuquén Oeste, se realizan diferentes actividades educativas y sociales durante la semana. 
Lucas y Juan Antonio nos deleitaron con muy buena música, en un hermoso clima de compañerismo.



Lanzador de disco


Tomado de Renuevo de Plenitud
por María Lozano

Un atleta escocés del siglo XIX hizo un disco de hierro basándose en una descripción que leyó en un libro. Lo que no sabía era que el disco usado en la competencia oficial estaba hecho de madera y sólo tenía un anillo exterior de hierro. El suyo era de metal sólido y pesaba tres o cuatro veces más que los que usaban los otros lanzadores.

PANTALONES MOJADOS



Tomado de Renuevo de Plenitud
Por María Lozano

El niño de 8 años entró en el salón de clase para hacer su examen final. El se encontraba muy nervioso acerca de tal examen, su angustia creció tanto que sin poderse controlar se orinó en sus pantalones. Miró hacia abajo y vio como gotas caían suavemente al piso.
Para su sorpresa cuando levanta su vista y ve a su profesora nota que ella lo llama a su escritorio. Cómo podría moverse sin dejar al descubierto su situación? La profesora al notar que el niño esta como paralizado y no va hacia ella, lentamente se viene al pupitre del niño. Oh no!!, piensa él. Qué hacer? Ahora será avergonzado y sus compañeros se reirán de él.

Necesidades humanas, organización y solidaridad

TEXTO: Marcos 6:35-44
por José Luis Lozano

El texto del evangelio de Marcos, nos ofrece dos alternativas frente a las necesidades humanas, dos modelos económicos que intentan resolverlas, dos maneras de accionar.
El modelo de la compra y venta vs. el modelo de la organización y de la solidaridad. ¿Comprar para compartir?. ¡”No es necesario comprar, les dijo Jesús”! ¡Tampoco es necesario despedir a la gente! ¿Cuántos panes tienen ustedes?

Juan Sebastian Bach


Tomado de Renuevo de Plenitud
Por María Lozano
A través de la historia, Bach ha sido proclamado como el compositor cristiano entre los músicos de la Iglesia. Cuando Juan Sebastián Bach nació en Eisenach, Alemania en 1685, el apellido Bach ya era sinónimo de comercio musical. Más de 50 músicos llevaban ese apellido.
Juan Sebastián quedó huérfano a la edad de nueve años y por eso se crió con su hermano, comenzando allí su entrenamiento musical. Bach un día dijo: " El único propósito de la música debe ser para la Gloria de Dios y la recreación del espíritu humano".
Un día Bach le dijo a un estudiante: Sólo practique diligentemente y todo irá bien. Usted tiene cinco dedos en su mano tan saludables como los míos". Cuando se le preguntó cuál fue el secreto de su éxito él respondió: " Yo fui hecho para trabajar, si tú eres igualmente industrioso, tú serás igualmente exitoso".
Juan Sebastián Bach fue devoto a Dios y un día dijo: "Donde hay música devocional, Dios está al alcance de la mano con su graciosa presencia".
Músicos no son producto de casualidades, sino de devoción, entrega y diligencia.
No importa tu profesión u oficio…no es asunto de casualidades sino de devoción, entrega y diligencia.
Dale a Dios todo lo que te queda y él te devolverá hasta que te sobre.
Deuteronomio 4:9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida: y enseñarlas  á tus hijos, y á los hijos de tus hijos.

Proverbios 12:27 El perezoso se queda sin comida, y el trabajador la tiene en abundancia.

2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que enseña bien la palabra de verdad.

La vasija de barro

Tomado de Renuevo de Plenitud
por María Lozano

El maestro estaba buscando una vasija para usar. En el estante había muchas- ¿Cuál escogería?. Llévame, gritó la dorada. "Soy brillante, tengo un gran valor y todo lo que hago, lo hago bien; mi belleza y mi brillo sobrepasa al resto y para alguien como tú, Maestro, el oro sería lo mejor".


El maestro pasó sin pronunciar palabra; él vio una plateada, angosta y alta; " Yo te sirvo amado Maestro, vertería tu vino y estaría en tu mesa cada vez que comieras; mis líneas son agraciadas y mis esculturas son originales, y la plata te alabaría para siempre".

Sin prestar atención el Maestro camino hacia la de bronce, era superficial, con una boca ancha y brillaba como un espejo: " Aquí.. Aquí" grito la vasija. "Se que te seré útil, colócame en tu mesa donde todos me vean". "Mírame" gritó una copa de cristal muy limpia. "Mi transparencia muestra mi contenido claramente, soy frágil y te serviré con orgullo y se con seguridad que seré feliz de morar en tu casa".

Vino el maestro seguidamente hacia la vasija de madera, sólidamente pulida y tallada: "Me puedes usar Maestro amado, pero úsame para las frutas dulces y no para el insípido pan" Luego el Maestro miró hacia abajo y fijó sus ojos en una vasija de barro, vacía, quebrantada y destruida, ninguna esperanza tenía la vasija de que el Maestro la pudiera escoger para depurarla y volverla a formar, para llenarla y usarla.

Ah, esta es la vasija que he deseado encontrar, la restauraré y la usaré, la haré toda mía". "No necesito la vasija que se enorgullezca de si misma, ni la que se luzca en el estante, ni la de boca ancha, ruidosa y superficial, ni la que demuestre su contenido con orgullo, ni la que piensa que todo lo puede hacer correctamente, pero si esta sencilla llena de mi fuerza y de mi poder" Cuidadosamente el Maestro levantó la vasija de barro; la restauró y purificó y la llenó en ese día, Le habló tiernamente diciéndole: "Tienes mucho que hacer solamente viértete en otros como yo me he vertido en ti".

Y mientras leía y meditaba en estas palabras recordé que soy simplemente una vasija que por misericordia Dios me ha llenado. Hoy, por lo tanto no debo olvidar que sigo siendo la vasija de misericordia para que el orgullo no se eleve por encima de mi corazón y termine perdiendo fácilmente lo que por misericordia he recibido. " Señor. Para mostrar tu amor y tu misericordia, un día tomaste mi vida quebrantada, inútil, destruida y tristemente deshecha, pero en tus manos toda mi existencia cambio.

Hoy soy lo que soy, solo por misericordia. Ayúdame en este día a no creerme la vasija de cristal, de oro o de plata, mas recordar en mi diario caminar que soy simplemente una vasija quebrantada, más en tus manos restaurada.



¿Cómo leer la Biblia?


Tomado de la buena semilla
por María Lozano

Felipe le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero..¿Entiendes lo que lees? Él dijo:
¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?


Para todos es primordial leer la Biblia. Pero, ¿Cómo sacar provecho de su lectura? Si usted no conoce la Biblia, que es la misma Palabra de Dios, y desea empezar a leerla, es normal que no comprenda todo en la primera lectura. Es aconsejable empezar con el Nuevo Testamento, la segunda parte de ella. Pídale a Dios que le ilumine por medio de su Espíritu. Pase rápidamente los capítulos que le parezcan difíciles; volverá a leerlos más tarde y los comprenderá a la luz de lo que hasta ahí haya entendido. Profundice en los pasajes sencillos que no necesitan explicación.

Evite rechazar lo que no le parezca lógico o conforme a lo que se le haya enseñado. No ceda a la tentación de inventarse una explicación. Desconfíe de las deducciones apresuradas que ciertas personas o sectas le proponen, pretendiendo que son las únicas admisibles.Los que elaboran tales doctrinas aíslan aquí y allá algunos pasajes bíblicos y los organizan según sus ideas. La Biblia forma una unidad; las partes que la componen se complementan entre sí.

No busque en la Biblia una confirmación de lo que siempre ha pensado; sino busque en ella la Verdad. Si es honesto en su búsqueda y desea sinceramente descubrir lo que Dios quiere decirle, no quedará decepcionado. Desde Génesis hasta Apocalipsis, el gran tema de la Biblia es Jesucristo, el Hijo de Dios.

Breve reflexión para Semana Santa


por Juan Stam

En Corinto había un grupo de creyentes que negaban que Pablo fuera apóstol, porque no había sido discípulo de Jesús. También hubo un grupo que negaba la resurrección. Para defender su apostolado y afirmar el hecho de la resurrección, Pablo parte de la esencia misma del evangelio:
Ahora, hermanos, les declaro el evangelio que les prediqué,
el mismo que recibieron…
Mediante este evangelio son salvos,
si se aferran a la palabra que les prediqué.
De otro modo, habrán creído en vano. (1 Corintios 15:1-2)
A continuación Pablo resume el evangelio con tres afirmaciones: Cristo murió, fue sepultado y resucitó (15:3-4). A la primera agrega dos aclaraciones: murió “por nuestros pecados” y “según las escrituras”. La segunda queda sin más comentario: la sepultura de Jesús es prueba de que realmente murió, y por ende que realmente resucitó. Pablo amplía la tercera con tres frases: “resucitó al tercer día, según las escrituras, y que se apareció (ôfthê) a Cefas” y a otras personas mencionadas (15:4-8). Pablo mismo es el último a quien el Resucitado se presentó igual que en los casos anteriores (con el mismo verbo, ôfthê). Eso le califica a Pablo a ser también testigo de la resurrección, aunque como el último y como un abortivo fuera del tiempo normal.[1]
En resumen, aquí el evangelio se define por esos tres hechos históricos: la muerte redentora de Jesús (viernes santo), su sepultura (sábado santo) y su resurrección (domingo de gloria), confirmada por muchos testigos oculares. Por eso, negar la resurrección de Jesús es negar el evangelio y anular su poder para salvación (15:2,14-17; Ro 1:16).
Esta concentración decisiva, aunque no excluyente, en la cruz y la resurrección es propia del evangelio. Lutero la llamaba theologia crucis. Por algo la Semana Santa se llama “la Semana Mayor”. Nunca antes ni después en sólo siete días la historia humana se transformó tan radicalmente.
Este énfasis en los eventos de lo que llamamos “la Semana Santa” no niega ni disminuye la importancia de la encarnación del Hijo, de su vida plenamente humana o de “el evangelio del reino”. Son enfoques distintos de un mismo evangelio. La encarnación de Jesús, como identificación solidaria con nuestra condición humana, es una clave muy esclarecedora al significado de su muerte y resurrección.[2] La cruz y la resurrección serían imposibles sin la encarnación; la vida humana de Jesús sin la cruz y la resurrección no nos podría salvar. No somos redimidos aparte de la encarnación y el anuncia del reino, pero es por la cruz y la resurrección que ellos realizan su eficacia salvífica.
Al principio de esta misma epístola Pablo enuncia el mismo enfoque evangélico:
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden,
en cambio, para los que se salvan, es decir, nosotros, este mensaje es el poder de Dios…
Ya que Dios… tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen.
Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría,
mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado…
Cristo es el poder de Dios y la salvación de Dios.
Pues la locura de Dios es más sabía que la sabiduría humana,
y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana…
Me propuse, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna,
excepto de Jesucristo, y este crucificado… (1Co 1:18-25; 2:2)
Este mismo enfoque cristológico y evangélico aparece en diferentes pasajes del Apocalipsis. Al puro comienzo, en el saludo/bendición inicial, Pablo desea a sus lectores “Gracias y paz” de Dios Padre (el gran “Yo soy”), del Espíritu y de Jesucristo “el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de los reyes de la tierra” (Ap 1:5). En el Apocalipsis el término “testigo” (martus) suele referirse más a la praxis de la fe, y hasta el martirio, que al testimonio (marturia) como discurso (cf. 2:13; 6:9). Es casi seguro que este primer título de Jesús se refiere a su crucifixión (cf. 1Ti 6:13), junto con la resurrección que sigue en el segundo título (”primogénito de la resurrección”). Con esos dos títulos tenemos la Semana Santa, y con el siguiente, “el soberano de los reyes de la tierra”, llegamos hasta el domingo de la Ascensión.[3] El v.11 completa el esquema cristológico con una referencia a la Segunda Venida de Cristo. Ese enfoque enfáticamente histórico es muy propio de la teología evangélica.[4]
Lo mismo puede decirse de la cristología del Cordero en el Apocalipsis. El capítulo 4 tiene una teología de la creación muy inspiradora, y cierta teología de la soberanía de Dios (4:2-3,10), pero no tiene cristología ni soteriología. Según el inicio del capítulo 5, cuando nadie pudo abrir los sellos del libro, Juan, dentro de la visión, no ha visto al Cordero ni ha conocido el euaggelion de la salvación y sólo puede llorar desconsoladamente. Entonces uno de los veinticuatro ancianos “evangeliza” a Juan con las buenas nuevas de salvación: el León de Judá, el retoño de David, ha vencido. En seguida Juan cambia su mirada hacia el gran trono, y ahí ve un Cordero con las cicatrices del cuchillo sacrificial (su muerte, 5:6) pero ahora en pie, lleno de gloria y poder (su resurrección 5:6). En seguida ese Cordero se acerca al trono y toma el libro de la mano derecha de Dios.
Cuando aparece el Cordero, todo cambia. El llanto se convierte en canto, la mala noticia en evangelio. Primero el “coro unido” de los vivientes y los ancianos, de rodillas, con arpas y perfume, adora al Cordero que murió y resucitó (5:8-10); después millones y millones de ángeles adoran también al Cordero (5:11-12), y al fin la creación entera adora al Padre y al Cordero (5:13). En un libro que insiste en adorar sólo a Dios y a nadie más (19:10; 22:8-9), esta adoración al Cordero es una clara afirmación de otra convicción fundamental de la teología evangélica: la plena deidad de Jesucristo.
Que Dios nos conceda una Semana Santa profundamente evangélica, repleta del inmenso gozo de as buenas nuevas y de nuestra gratitud a Dios por su gracia hacia nosotros/as.
¡A todos, una bendecida semana santa, evangélica y eucarística!

[1] Bien observa Irene Foulkes que Pablo aquí toma por premisa el hecho de que Cristo resucitó (15:1,11,13-16). Los corintios mencionados en 15:12 no negaban la resurrección de Jesús sino “una resurrección futura de los y las creyentes”.
[2] Ver “Hacia una cristología de la santidad” juanstam.com 19 enero 2007; 30 marzo 2012.
[3] Es importante que las comunidades celebran no sólo viernes santo y domingo de resurrección sino también Ascensión y Pentecostés como fechas de la historia de la salvación.
[4] El valioso libro de J. Gresham Machen, Christianity and Liberalism, identifica a esta orientación histórica como la esencia de la teología evangélica. Hay mucho que criticar en los escritos de Machen, pero me parece que la tesis de este libro suyo es acertada.

Del Estanque de Betesda al mate

por José Luis Lozano
Juan 5:1-13

Hoy, al igual que en los tiempos de Jesús, vivimos en una sociedad muy competitiva. El relato de Juan, nos deja ver que hasta los enfermos creían que podían sanarse si ingresaban primeros al estanque cuando el agua se movía.

Mas allá de los resultados finales, lo cierto es que alrededor del estanque de Betesda se vivía un clima de alto rendimiento deportivo. Ser el primero cuando el agua se movía, era la única posibilidad para sanarse. Allí no había solidaridad, compañerismo ni trabajo en equipo. El hombre que llevaba 38 años esperando su oportunidad, es una muestra del grado de egoísmo social que se vivía. Cinco pórticos llenos de enfermos, ciegos, cojos y tullidos echados en el suelo; espectantes y concentrados, esperando su oportunidad para ser los primeros. Cada uno pensaba en si mismo, enajenados de las realidades del otro, indiferentes ante las necesidades ajenas.

Otro modelo de relaciones sociales

Jesús observa el panorama competitivo y prefiere compartir unos mates con uno de los postergados sociales; un hombre paralítico que llevaba allí 38 años de espera. Jesús dialoga, se sensibiliza y sana. Elije otro modelo de relaciones humanas; el diálogo y la compasión. Su poder es un poder de sensibilidad y amor. No es un poder mágico. Solo de amor. Se trata de compartir unos mates y acompañar a los postergados.

Mandatos sociales

Reconozco haber vivido muchos años de mi vida compitiendo para ser el primero.
Cuando murió mi papa, mi hermana Marité tenía 2 años, mi mama María tenía 33 y yo 10 años. Muchos familiares queridos me decían: “ ahora vos tenés que ser fuerte y como único hombre de tu casa, debes cuidarlas…”. Creo que inconcientemente asumí esa responsabilidad y traté de ser el primero de mi familia para amarlas y cuidarlas.
Mi carrera deportiva de alto rendimiento en un deporte muy individualista, también me llevaron a competir por ser el primero. Mientras yo competía, muchos compañeros y oportunidades de solidaridad quedaron en el camino, porque no tuve el tiempo para ellas.

Del estanque al mate

Hace unos meses, decidí darme un tiempo para tomar unos mates. No deseo competir mas por el resto de mi vida. Creo haberme perdido muchas vivencias solidarias y de amor. Mientras yo competía y buscaba ser el primero, no pude observar a mi alrededor. La velocidad de mi vida, me impidió ver a personas que tal vez necesitaban de mi ayuda y compañía.
¡Ahora deseo tomar mate!


Enséñanos a amar como tu lo haces. Ayúdanos a modificar la forma de nuestras relaciones humanas, sin competencias, sin intereses.


El valor de lo cotidiano

por Josè Luis Lozano
Colosenses 3:23

“Fue allí, en la cocina llena de humo, vistiendo un delantal raído y sosteniendo una sartén de mango desgastado, que recibió la visita de Dios” 1 .

Siempre quise que Dios me hablara y se comunicara conmigo de la misma manera que lo hizo con los profetas y los personajes bíblicos. Deseaba oír claramente su palabra y conocer su voluntad. ¿Qué quiere Dios que yo haga? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Para qué?
Comencé entonces a estudiar las escrituras teniendo en cuenta esta consigna: ¿En qué condiciones Dios le habló a Noé, Abraham, Moisés, Elías, Eliseo, David, María, a los discípulos, entre otros?.
Fue muy interesante ir descubriendo en cada uno de los personajes, algunos elementos comunes que me ayudaron a comprender mejor la soberanía de Dios.

A modo de ejemplo compartiré solo algunos de ellos:

Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios. “Allí fue cuando un Ángel de Dios se presentó a él…” . Allí, en su trabajo cotidiano, secular, no religioso, fue cuando Dios le habló a Moisés.

En 1Reyes 19:19, vemos que la primera referencia que se hace a Eliseo lo presenta arando, haciendo la tarea de un labrador. No fue esta la primera ni la última vez en que Dios eligió a desconocidos trabajadores rurales para realizar grandes cosas para su reino.
Por otro lado, ni Samuel ni David eran “líderes” de la historia. El primero lloraba por Saúl, mientras que el último pastoreaba las ovejas de su padre cuando Dios los llamó. El Señor es quien le dio la revelación a Samuel para que fuera a Belén y ungiera a un hombre que no conocía y que cuidaba ovejas. Igualmente, fue el Señor quién, algunos capítulos antes (1 Samuel 9), actuó con Saúl y a través de la pérdida temporal de sus burros y la instrucción de su siervo, eventualmente lo trajo ante Samuel y lo ungió como rey. En otras palabras, el Señor es el líder y el soberano y nos busca, nos habla, nos llama, mientras estamos en nuestros quehaceres cotidianos y seculares.

¿Qué decir de los apóstoles? ¿Qué trabajos hacían cuando Jesús los llamó?. En Mateo 9:9, leemos que cuando Jesús llamó a Levi (Mateo), estaba sentado, haciendo su trabajo de cobranza. En Marcos 1:16, Simón y su hermano Andrés estaban echando la red al agua; pescaban.

En los Juegos Olímpicos de Londres 1948, la estrella fue una mujer holandesa llamada Fanny Blankers-Koen; (ver foto); quien ganó cuatro medallas de oro. Cuando le preguntaron cual era su trabajo cotidiano además de realizar los entrenamientos, ella dijo: “Tengo 32 años, dos hijos y soy ama de casa “.

Nosotros como María, anhelamos que mientras estemos en esa cocina llena de humo, con un delantal raído y sosteniendo una sartén de mango, un ángel nos visite y nos diga: “Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios!. ¡El Señor está contigo! (Lucas 1:28).

Ayúdanos a realizar de tal manera nuestros trabajos cotidianos, que seamos dignos de que nos visites, de recibir tu favor y de sentir tu compañía.

1. Valdir Steuermagel, Hacer teología junto a María, Buenos Aires, Ediciónes Kairós, 2006.