El valor de lo cotidiano

por Josè Luis Lozano
Colosenses 3:23

“Fue allí, en la cocina llena de humo, vistiendo un delantal raído y sosteniendo una sartén de mango desgastado, que recibió la visita de Dios” 1 .

Siempre quise que Dios me hablara y se comunicara conmigo de la misma manera que lo hizo con los profetas y los personajes bíblicos. Deseaba oír claramente su palabra y conocer su voluntad. ¿Qué quiere Dios que yo haga? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Para qué?
Comencé entonces a estudiar las escrituras teniendo en cuenta esta consigna: ¿En qué condiciones Dios le habló a Noé, Abraham, Moisés, Elías, Eliseo, David, María, a los discípulos, entre otros?.
Fue muy interesante ir descubriendo en cada uno de los personajes, algunos elementos comunes que me ayudaron a comprender mejor la soberanía de Dios.

A modo de ejemplo compartiré solo algunos de ellos:

Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios. “Allí fue cuando un Ángel de Dios se presentó a él…” . Allí, en su trabajo cotidiano, secular, no religioso, fue cuando Dios le habló a Moisés.

En 1Reyes 19:19, vemos que la primera referencia que se hace a Eliseo lo presenta arando, haciendo la tarea de un labrador. No fue esta la primera ni la última vez en que Dios eligió a desconocidos trabajadores rurales para realizar grandes cosas para su reino.
Por otro lado, ni Samuel ni David eran “líderes” de la historia. El primero lloraba por Saúl, mientras que el último pastoreaba las ovejas de su padre cuando Dios los llamó. El Señor es quien le dio la revelación a Samuel para que fuera a Belén y ungiera a un hombre que no conocía y que cuidaba ovejas. Igualmente, fue el Señor quién, algunos capítulos antes (1 Samuel 9), actuó con Saúl y a través de la pérdida temporal de sus burros y la instrucción de su siervo, eventualmente lo trajo ante Samuel y lo ungió como rey. En otras palabras, el Señor es el líder y el soberano y nos busca, nos habla, nos llama, mientras estamos en nuestros quehaceres cotidianos y seculares.

¿Qué decir de los apóstoles? ¿Qué trabajos hacían cuando Jesús los llamó?. En Mateo 9:9, leemos que cuando Jesús llamó a Levi (Mateo), estaba sentado, haciendo su trabajo de cobranza. En Marcos 1:16, Simón y su hermano Andrés estaban echando la red al agua; pescaban.

En los Juegos Olímpicos de Londres 1948, la estrella fue una mujer holandesa llamada Fanny Blankers-Koen; (ver foto); quien ganó cuatro medallas de oro. Cuando le preguntaron cual era su trabajo cotidiano además de realizar los entrenamientos, ella dijo: “Tengo 32 años, dos hijos y soy ama de casa “.

Nosotros como María, anhelamos que mientras estemos en esa cocina llena de humo, con un delantal raído y sosteniendo una sartén de mango, un ángel nos visite y nos diga: “Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios!. ¡El Señor está contigo! (Lucas 1:28).

Ayúdanos a realizar de tal manera nuestros trabajos cotidianos, que seamos dignos de que nos visites, de recibir tu favor y de sentir tu compañía.

1. Valdir Steuermagel, Hacer teología junto a María, Buenos Aires, Ediciónes Kairós, 2006.