Atención empática y compasiva en el ámbito de la kinesiología y fisioterapia

“La relación médico-paciente se ha vuelto endeble, superficial, mediatizada. Nosotros los enfermos llegamos al médico después de recorrer largos pasillos por los pisos de ostentosos edificios, símbolos de poder y de impersonalidad. Llegamos premunidos de exámenes y documentos que vuelven casi innecesaria nuestra presencia, inútil nuestra propia experiencia del mal que nos aqueja. En la especialización salvaje, hay algo tan feo como la pornografía: se exhiben unos trozos de nuestra humanidad y solo a ellos parece volverse la mirada interesada del especialista. Y ya nos hemos acostumbrado a esta suerte de lejanía, de ser los ausentes en la consulta en la que estamos”. 
[1] (Giannini, H. 2016)
La conexión humana del kinesiólogo y fisioterapeuta con el paciente, es de fundamental importancia. El ambiente que generamos nosotros mismos como profesionales, con nuestras palabras, el saludo inicial, el recibimiento respetuoso y el diálogo restaurativo, está íntimamente relacionado con la mejoría o no en la evolución del tratamiento rehabilitador que vamos a realizar. Toda relación humana impacta de manera directa o indirecta en la salud y calidad de vida del paciente.

El filósofo que muestra el camino para ser una buena persona en todo momento

Immanuel Kant muestra el camino para ser una buena persona en todo momento.

La filosofía de Kant, enfatiza la razón, la dignidad humana y el imperativo de actuar moralmente.

En el vasto universo de la filosofía moral, pocos nombres resuenan con la claridad y la profundidad de Immanuel Kant. Este ilustre pensador alemán del siglo XVIII revolucionó nuestra comprensión de la ética con sus teorías sobre la moralidad, el deber y la buena voluntad.

¿QUÉ RELIGIÓN ES LA NUESTRA?

Por José Antonio Pagola -
(Juan 2,13-25)
Todos los evangelios se hacen eco de un gesto audaz y provocativo de Jesús dentro del recinto del Templo de Jerusalén. Probablemente no fue muy espectacular. Atropelló a un grupo de vendedores de palomas, volcó las mesas de algunos cambistas y trató de interrumpir la actividad durante algunos momentos. No pudo hacer mucho más.

Sin embargo, aquel gesto cargado de fuerza profética fue lo que desencadenó su detención y rápida ejecución. Atacar el Templo era atacar el corazón del pueblo judío: el centro de su vida religiosa, social y política. El Templo era intocable. Allí habitaba el Dios de Israel. ¿Qué sería del pueblo sin su presencia entre ellos?, ¿cómo podrían sobrevivir sin el Templo?

Dios te hace señas a través de lo cotidiano

 
Los “signos de los tiempos” que tienes que descifrar son los signos de tu vida de cada día.

Dios te hace señas a través de lo cotidiano
Las cosas de las que se sirve para hacerte señas son aquellas que tienes ante los ojos.
Los acontecimientos de que se sirve para manifestarse son los pequeños hechos de tu vida ordinaria. Las cosas acostumbradas, las ocupaciones acostumbradas, el horario acostumbrado te traen al Dios que quiere encontrarte allí donde estás, en lo que haces, en el contexto de tu existencia cotidiana.
No vayas a buscar a Dios en otra parte.
Él está presente en la cita de lo cotidiano.
No programes el encuentro para las grandes ocasiones, en un contexto de solemnidad.
Él se deja encontrar en las ocasiones más comunes, en un estilo sencillo, según el ceremonial de tus gestos ordinarios.
Celebra a Dios según la liturgia de tus días de semana.
Hazle un lugar allí donde pasas la mayor parte del día.
A él no le gusta verse encerrado en un salón separado.
Está a gusto en la cocina, en el galponcito de las herramientas, en un pasillo, en un aula, en un patio, en un dormitorio de hospital.
Allí te espera, te sigue, está contigo. Una presencia poco solemne, pero real. Se contenta con una rápida mirada de inteligencia, con una sonrisa.
Y cuando pasas delante de él, una pregunta: "¿cómo estás?".

Alessandro Pronzato