Hay un tiempo para todo

por José Luis Lozano

En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo ( Eclesiastés 3:1)
En varios países es muy común arrancar las frutas de sus plantas un tiempo antes de que maduren. Esto se hace, para que no se magullen al ser enviadas a los mercados. Una vez en el mercado, son rociadas con un gas llamado dióxido de carbono (CO2), para que maduren rápido y tomen el color adecuado al instante para ser vendidas.
Si bien, estas frutas son comestibles, su sabor no es comparable con aquellas que se les permitió madurar en forma natural y a su tiempo.
Conocer los tiempos oportunos para cada acción es fundamental, para no perder la esencia ni el sabor de nuestra propia identidad.