Atención empática y compasiva en el ámbito de la kinesiología y fisioterapia

“La relación médico-paciente se ha vuelto endeble, superficial, mediatizada. Nosotros los enfermos llegamos al médico después de recorrer largos pasillos por los pisos de ostentosos edificios, símbolos de poder y de impersonalidad. Llegamos premunidos de exámenes y documentos que vuelven casi innecesaria nuestra presencia, inútil nuestra propia experiencia del mal que nos aqueja. En la especialización salvaje, hay algo tan feo como la pornografía: se exhiben unos trozos de nuestra humanidad y solo a ellos parece volverse la mirada interesada del especialista. Y ya nos hemos acostumbrado a esta suerte de lejanía, de ser los ausentes en la consulta en la que estamos”. 
[1] (Giannini, H. 2016)
La conexión humana del kinesiólogo y fisioterapeuta con el paciente, es de fundamental importancia. El ambiente que generamos nosotros mismos como profesionales, con nuestras palabras, el saludo inicial, el recibimiento respetuoso y el diálogo restaurativo, está íntimamente relacionado con la mejoría o no en la evolución del tratamiento rehabilitador que vamos a realizar. Toda relación humana impacta de manera directa o indirecta en la salud y calidad de vida del paciente.