El año nuevo y la piedra

por Raúl Scialabba
Dentro de los saludos de fin de año que recibí, me llamó la atención uno que decía así:

"La Piedra"

El distraído tropezó con ella,
El violento la utilizó como proyectil,
El emprendedor, construyó con ella,
El campesino, cansado, la utilizó de asiento.
Drummond la poetizó, David la utilizó para derrotar a Goliat, Y Miguel Ángel le sacó la más bella de las esculturas.
En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre
El año que viene es el mismo para todos, depende de nosotros lo que hagamos con él…
El comenzar un año trae irremediablemente en el hombre, la idea de cerrar un ciclo y comenzar otro, con la consiguiente tarea de evaluar primero y proyectar después.
¿Si el 2010 fuera una piedra, que haríamos con ella?
Quizás por estar hechos a la imagen de Dios, como hombres buscamos la perfección y eso nos hace ver más fácilmente no tanto lo que alcanzamos, sino lo que nos falta. El ser perfectibles nos impulsa, felizmente, a tener ilusiones, metas, proyectos, en definitiva a avanzar en todo lo que encaramos.
A la hora del balance, sepamos valorar todo lo que hemos conseguido y demos gracias a Dios por todo lo que nos permitió alcanzar, como Asociación, a nivel de iglesias y en el plano personal.
Démoslos la autorización para celebrar los logros, porque eso se traduce en estar en paz con Dios, satisfechos y a la vez estimulados y con fuerzas para alcanzar nuevos desafíos.
El balance incluye también reconocer aquellas cosas que se hicieron mal, ya que si no lo hiciéramos estaríamos perdiendo la oportunidad de evaluarlas, corregirlas y así seguir creciendo.
Al mirar los desafíos, sabemos que tenemos doce meses para lograrlos, pongamos lo mejor de nosotros, sabiendo que siempre tenemos algo nuevo para descubrir cuando nos ponemos en las manos del Señor.
Si lo hubiéramos alcanzado todo y ya no tuviéramos nada por conseguir la vida se nos presentaría aburrida.
Muchas veces nos decimos a nosotros mismos en tono irónico, que nuestro país no nos da con su comportamiento errático e incomprensible, oportunidad de aburrirnos.
Aún sabiendo anticipadamente que habrá situaciones que exceden nuestra responsabilidad e influencia, propongamos como cristianos, el desafío de ayudar a modificar con nuestro accionar diario esta Nación en la que Dios nos puso.
Hagamos de la evangelización nuestra mejor herramienta para transformar vidas y comportamientos.
Hagamos que tratando bien a los que nos rodean, disminuya el estado de crispación de la sociedad.
Hagamos tarea de prevención de la corrupción, denunciándola sin temor.
Hagamos todo lo necesario y más, para ayudar a los huérfanos, los necesitados, los ancianos, los indefensos y los enfermos.
Hagamos nuestra, toda causa que contribuya a procurar el bien común,
Hagamos con nuestras acciones que no haya niños que sufran hambre en un país que lo tiene todo,
Hagamos que la Palabra de Dios, sea la fuente de inspiración y guía para nuestras vidas y las de nuestros semejantes.
Hagamos todo con espíritu de amor, sin abandonar nuestra lealtad a Cristo y a su verdad.
Hagamos un 2010 como Dios manda

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