En varios países es muy común arrancar las frutas de sus plantas un tiempo antes de que maduren. Esto se hace, para que no se magullen al ser enviadas a los mercados. Una vez en el mercado, son rociadas con un gas llamado dióxido de carbono (CO2), para que maduren rápido y tomen el color adecuado al instante para ser vendidas.
Si bien, estas frutas son comestibles, su sabor no es comparable con aquellas que se les permitió madurar en forma natural y a su tiempo.
Conocer los tiempos oportunos para cada acción es fundamental, para no perder la esencia ni el sabor de nuestra propia identidad.
Conocer los tiempos oportunos para cada acción es fundamental, para no perder la esencia ni el sabor de nuestra propia identidad.