La honradez primero


Cuando las estructuras nos lastiman
por José Luis Lozano

Filipenses 4:8
Toda forma de organización humana es buena y también necesaria para la humanidad. La familia, como célula básica de organización de la sociedad, las asociaciones civiles, mutuales, fundaciones, cooperativas, iglesias, partidos políticos, etc., son instrumentos buenos y útiles que posibilitan la crianza, la educación y una sana convivencia en comunidad ¿Pero que sucede cuando éstas estructuras u organizaciones sociales nos comienzan a lastimar?

Decía Manuel Belgrano: “A quien procede con honradez, nada debe alterarle. He hecho cuanto he podido y jamás he faltado a mi palabra”.

Un primer intento de respuesta a nuestra inquietud es actuar con honradez. Antes de lastimar o seguir siendo lastimados, debemos ser honrados y enfrentar la situación con dialogo, responsabilidad y firmeza.
La honradez es aquella cualidad del hombre por la cual la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia. Es condición fundamental para las correctas relaciones humanas, para la amistad, la pareja y la auténtica vida en comunidad.
Muchas veces lastimamos sin darnos cuenta. Creemos que lo que hacemos esta bien, somos felices, servimos a la comunidad, educamos hijos, trabajamos en la obra de Dios; visitamos a los enfermos, ayudamos a los pobres, predicamos el evangelio, construimos edificios para la educación y la recreación, sin embargo lastimamos, ofendemos y casi siempre lo hacemos sin tomar conciencia de ello.
Las mismas organizaciones benéficas que constituyen la esencia de las sociedades, vienen a ser las que en algún momento pueden lastimarnos mas de lo conveniente.

¿Qué hacer entonces?

El dialogo, la honradez y el valor de tomar decisiones importantes, vienen a ser elementos claves para evitar un mal mayor. Claro que la honestidad tiene costos. También suele ser dolorosa, sin embargo nunca falla.
Hemos vivido diferentes experiencias dolorosas en organizaciones eclesiales, familiares y sociales, en las cuales presuponíamos la existencia de un clima de trabajo armónico, pacífico y objetivos comunes. Pero, paradójicamente suele suceder que es en estas organizaciones muchas veces en donde el dolor y la hipocresía ocupan un lugar preponderante.

Dios y las formas periféricas

La historia esta llena de paradojas e ironías, pero curiosamente son en estas circunstancias en donde Dios suele hacerse presente para acompañarnos y muchas veces mostrarnos un nuevo rumbo. Suele moverse en formas impredecibles, impensadas y periféricas. Con perfil bajo, ingresa por la puerta menos pensada. Su nacimiento en un establo, su entrada a Jerusalén en un manso burrito, su honrada y confrontativa relación con políticos y religiosos, las persecuciones como métodos de hacer conocer el evangelio, su irónica muerte de cruz para salvarnos, nos hablan de formas impensadas y periféricas.

Primero las personas

Las estructuras y organizaciones sociales deben priorizar entonces el diálogo, la honradez y las sanas relaciones humanas. No debería existir institución humana que no incluya como objetivo principal el bienestar integral del ser humano. Su libertad de libre asociación, su salud y su bienestar personal debe preceder a toda organización humana; incluyendo a la familia.

Enséñanos a mantener relaciones personales saludables y a priorizarlas por encima de toda organización humana. Que así sea.

No hay comentarios: